miércoles, 27 de mayo de 2009

Triplete del Barcelona



¡Campeones! Sí, Por tercera vez en lo que va de temporada. Son los mejores, los más grandes y regulares. Otro eurochorreo y con letras mayúsculas. Ganó el que más méritos hizo, el que más se lo trabajó. Por quinta vez en la historia, un equipo consiguió levantar todos los trofeos que estaban en juego. Antes, Celtic, Ajax, PSV y Manchester United habían destrozado a sus rivales. Hoy le ha tocado a los culés. Felicidades. Se lo merecen. Fieles a una idea, con la sensibilidad necesaria para ir al toque, los catalanes pasaron por encima de un Cristiano Ronaldo y compañía, que se quedaron embobados ante el espectáculo.

El partido comenzó loco. Mientras todos esperaban los minutos de tanteo, a los nueve ya se había conseguido un gol (Samuel Etoo) y Cristiano Ronaldo había mostrado su potencial ofensivo. Fue una falta picada desde Madeira (más de 40 metros) que botó ante Valdés; tuvo que intervenir Piqué para mandarla a córner. Luego llegó otro tiro lejano que salió ajustado junto al palo. Fueron la carta de presentación, el "hola, ya estoy aquí para ganaros la final".


Pero de golpe todo comenzó a cambiar. De la confianza de sentirse superiores, los británicos se confiaron en la zona ancha y Carrick no pudo hacerse con él: había salido de la cueva Andrés Iniesta. Felizmente recuperado de su minirrotura muscular, el manchego se plantó, agarró la bola, combinó de primeras, pared incluida, con Xavi; amarró el manchego, vio a Etoo entrar por la derecha y ¡zas!, ¡el primero! Sí. Samuel, tan cuestionado como obsesionado, recortó a Ferdinand de manera seca, como hacía en su infancia en Nkon para evitar las picaduras de las venenosas serpientes, y encaró a Van der Sar, medio vendido por la gambeta del africano y puso en ventaja a los suyos. Etoo cayó al suelo de la emoción, para reventar toda su rabia, sacarse de encima los miedos a su aparente interminable torpeza e irse a uno de los fondos, donde acudieron todos sus compañeros.

Ferguson movió el banquillo. Veía que la cosa no acababa de funcionar y la desesperación comenzaba a ser evidente. El escocés es veterano, pero valiente. Si en la reanudación había sentado a Anderson para dar entrada a Tévez, en el ecuador de la segunda hizo los mismo con Berbatov, al que compraron por una morterada al Tottenham el pasado verano para mandar a la ducha a Park y plantarse en el tramo final del partido con cuatro delanteros. Pero de poco le valió. Sí que es verdad que los culés cedieron la posesión, pero a los culés les quedaban fuerzas de sobra y en un arreón de fuerza de su capitán se forzó el segundo. Puyol emergió desde la banda, se vino al centro y se la dio a uno de los que saben, Xavi. Éste levantó la cabeza, oteó el panorama y se la puso en la cabeza al más pequeñito, Messi, que bombeó de manera perfecta, casi estratégica para superar al más alto, Van der Sar, que a sus casi 39 años se quedó clavado, desesperado y destrozado.

Ese fue el final. Sí. Sólo quedaba por ver al Cristiano más triste, más lamentable y mal perdedor. Se encaró con Puyol, al que atizó un par de veces. Corrían los minutos y todo estaba escrito. El Barça es campeón, lo ganó todo y sigue escribiendo su página más dorada, la del moderado Pep Guardiola. El año que viene, más, aunque tranquilos, agosto está a la vuelta de la esquina.

Fuente diario AS

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