
Zlatan Ibrahimovic volvió a ser clave ayer en la victoria del Inter sobre la Lazio (2-0) y acercó a los ‘nerazzurri’ hacia su cuarto ‘Scudetto’ consecutivo. El delantero sueco marcó el primer gol y asistió a Muntari para que decidiera la suerte del partido, pero también firmó su divorcio con la afición interista.
Tan genial como polémico, Ibrahimovic tuvo un feo gesto con los ‘tifosi’, a los que mandó callar en dos ocasiones. Primero, tras batir a Muslera y, después, cuando Muntari dejaba el partido visto para sentencia tras un pase suyo. El ex del Ajax y de la Juve reaccionó a los silbidos que los seguidores del Inter le habían dedicado por su apatía en el juego.
Sin embargo, su calidad es tanta que con un par de acciones dijo ‘aquí estoy yo’ a quienes le habían censurado su actitud.
Tan nervioso y desquiciado acabó Ibrahimovic tras firmar su obra de arte que acabó viendo una absurda tarjeta amarilla (por una entrada desproporcionada a Matuzalem) que le impedirá jugar el próximo fin de semana contra el Chievo, en Verona, y que abre de nuevo el debate sobre su continuidad en el Inter. Hace unos días declaró que su etapa en el club lombardo había acabado y que soñaba con jugar en España.
Por lo que respecta al partido, el Inter supo sobreponerse al fantasma del 5 de mayo de 2002, cuando en la última jornada vio como se le escapaba el Scudetto al caer en contra la Lazio por 4-2 tras tener ventaja por dos veces en el marcador. Mourinho ya había despejado los malos espíritus en la víspera y durante el partido de ayer el Inter dominó siempre. Lo hizo con su habitual fútbol sin brillo y cansino hasta que apareció el genio de Ibrahimovic.
fuente sport.es
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